Gimnasio Kata

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domingo, 26 de enero de 2014

CrossFit. En febrero en Kata Centro





CrossFit es uno de los términos más oídos en cualquier conversación entre deportistas o en los gimnasios: ¿Haces CrossFit? ¿Qué ejercicios CrossFit estás haciendo? ¿Cómo te va el CrossFit en tu plan de entrenamiento?…

Pero pocos serán capaces de explicarte en qué consiste exactamente el CrossFit y si se trata de un Entrenamiento Funcional con una elevada transferencia.
De forma sencilla podemos decir que el CrossFit es un entrenamiento funcional basado en un programa de fuerza y acondicionamiento físico total, que se basa en el incremento de las diez capacidades físicas más reconocidas por los especialistas en el entrenamiento deportivo:

1. Resistencia cardio-respiratoria
2. Resistencia muscular
3. Fuerza
4. Flexibilidad
5. Potencia
6. Velocidad
7. Coordinación
8. Agilidad
9. Equilibrio
10. Precisión

El objetivo del CrossFit es desarrollar al máximo el rendimiento en todas y cada una de estas áreas físicas, y no realizar un programa especifico de entrenamiento. Por eso solemos decir que el objetivo de esta especialidad es no especializarnos. Desde ese punto de vista se puede considerar el CrossFit como un entrenamiento funcional genérico para deportistas no especializados o un complemento enriquecedor en el plan de entrenamiento de cualquier deportista especializado. El combate, la supervivencia, muchos deportes, y la propia vida, premian esta clase de entrenamiento total. Para estos desafíos imprevisibles, un entrenamiento especializado resulta inútil.

Por otro lado, el entrenamiento especializado acaba originando deficiencias en muchas de las capacidades físicas que nos están directamente implicadas en ese entrenamiento. En estos casos el CrossFit ayuda a complementar el entrenamiento evitando lesiones, reduciendo las descompensaciones y mejorando el rendimiento.

Todos estos conceptos han sido difundidos por Greg Glassman, el creador de CrossFit en los Estados Unidos desde el año 2001. Gracias a su gran experiencia como gimnasta y entrenador, ha desarrollado el sistema de entrenamiento más efectivo del mundo.

Las 4 claves del CrossFit:
1) Todos los ejercicios que utiliza son funcionales.
2) Las sesiones de entrenamiento son de alta intensidad y de corta duración.
3) La programación es creativa y constantemente variada.
4) Cada entrenamiento tiene un componente motivador de superación personal



viernes, 17 de enero de 2014

sábado, 4 de enero de 2014

Ya vienen los Reyes.....




Los tan esperados Reyes Magos están a punto de llegar a muchas casas    para entregar sus regalos a los niños…Muchos papás y mamás en estos  días se verán  en la situación de tener que contar la verdad sobre quienes son los Reyes Magos, si existen o no y sobre todo que los niños lo acepten sin llevarse una gran desilusión.

Por esto desde Gimnasio Kata, os proponemos dos cartas, cuentos,  que podéis  imprimir y leer a vuestros hijos para explicarles delicadamente y con dulzura la verdad sobre los Reyes Magos.

Primer Cuento     

Mamá, mamá..mis amigas del cole dicen que los Reyes Magos son los padres, ¿es verdaaaad?

La madre de María sonríe, le da un beso y le dice:
- Mira María… Tengo que enseñarte algo que guardo en este cajón desde hace 7 años.
Su madre saca del cajón un sobre blanco. Lo abre y le dice a María:
- Esta carta la recibimos en casa el día en que naciste. Es una carta escrita por los Reyes Magos y que nos piden que les hagamos tres favores. ¿Quieres que te la lea?
- ¡Sí mamá, por faaaavor!

Apreciado papá y apreciada mamá de María,

Somos los Reyes Magos. Sabemos que acaba de nacer María. Es un niña preciosa que os va a hacer muy felices a los dos. Ya sabéis que cada 6 de enero nosotros vamos en silencio a casa de todos los niños y les dejamos unos regalitos para celebrar el nacimiento del niño Jesús y para decirles lo orgullosos que estamos de ellos.

Pero a partir de ahora no podremos hacerlo porque estamos muy viejecitos y cada vez hay más y más niños en este mundo. No podemos ir a casa de todos. Además, ayer me caí del camello y me golpee mi maltrecho Tendón de Aquíles (soy Melchor, un poquito torpe); Gaspar es muy lento porque camina con la ayuda de un viejo bastón y Baltasar, ¡nuestro viejecito Baltasar!, se olvida siempre de dónde tiene la lista de los regalos. Como ves, ya estamos muy mayores y necesitamos pediros tres favores muy importantes:

1er favor: Que nos ayudéis a poner los regalos a los niños. Cada padre y madre harán nuestro trabajo el día de Reyes: leerán las cartas de sus hijos y, con la misma ilusión que la nuestra, les pondrán los regalos como si fuéramos nosotros. Así todos los niños del mundo tendrán sus regalos y nosotros podremos descansar y ver, desde lo lejos, sus caritas de alegría.

2º favor: Como esto es un gran secreto, no se lo podréis decir a María hasta que cumpla los 7 años. Cuando tenga esta edad, ya será mayor y sabrá guardar este secreto. Los niños pequeños no deben saber que nosotros ya no podemos poner los regalos y que son los padres los que nos ayudan porque sino… ¿qué pensarán de nosotros? ¿dónde estará la magia? El secreto se ha de decir solo a los niños responsables, a los que ya pueden entender que nosotros les queremos mucho y que por eso pedimos ayuda a sus padres, las personas que más los quieren a ellos.

3er favor: Algunos padres que nos ayudan están enfermos o no tienen dinero para comprar regalos a sus hijos. Y también hay niños que no tienen la suerte de tener dos papás. Por eso, necesitamos que vuestros hijos se conviertan “un poquito” en Reyes Magos y compartan algunos regalos con los niños que no tienen tanta suerte como ellos.

Nada más. ¿No es demasiado, verdad? Cuando María te pregunte por primera vez quiénes son los Reyes Magos puedes leérle esta carta. Entenderá por qué nosotros hemos confiado en vosotros para hacer nuestro trabajo: porque sois las personas que más lo queréis en el mundo y que mejor pueden ver su enorme y bondadoso corazón de perla.

Melchor, Gaspar y Baltasar

Segundo Cuento

Una vez una hijo preguntó a sus padres: Papás, ¿existen los Reyes Magos? Los padres de Juan se quedaron mudos, mirándose, intentando descubrir el origen de aquella pregunta.

-¿Y tú que crees, hijo?

-Yo no lo sé: que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen porque vosotros no me engañáis; pero, como los niños del Colegio dicen eso…

-Mira, hijo, efectivamente son los padres los que ponen los regalos pero…

-¿Entonces es verdad?- cortó el niño con los ojos humedecidos-.Me habéis engañado!

-No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que existen, respondió el padre cogiendo con sus dos manos la cara de Juan.

-Entonces no lo entiendo, papá.

-Siéntate, cariño y escucha esta historia que te vamos a contar:

-Cuando el niño Dios nació, tres reyes que venían de Oriente guiados por una gran estrella se acercaron al portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto y el niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los reyes, Melchor, dijo:

-Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían.

-Oh, sí! Exclamo Gaspar-.Es una buena idea, pero es muy difícil hacer esto. No seremos capaces de poder llegar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo.

-Baltasar, el tercero de los reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría, comentó: Es verdad, sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero sería tan bonito… Y el niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y la voz de Dios se escuchó en el portal:

-Sois muy buenos, queridos reyes, y os agradezco vuestros regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿Qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños?

-Oh, señor!-dijeron los tres reyes postrándose de rodillas. Necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero no podemos tener tantos pajes, no existen tantos.

-No os preocupéis por eso – dijo Dios-. Yo os voy a dar, no uno sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo.

-Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querer mucho a los niños?-preguntó Dios.

-Sí, claro, eso es fundamental, asintieron los tres reyes.

-Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños?

-Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje, respondieron cada vez más entusiasmados los tres.

-Pues decidme, queridos reyes: ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres? Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los tres reyes de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, Yo, ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en vuestros pajes, y que en vuestro nombre, y de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También ordeno que, mientras los niños sean pequeños se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Y cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contaran esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades, los niños también harán regalos a sus padres en prueba de su cariño.

Cuando acabaron con su explicación Teo se levantó y dando un beso a sus padres les dijo: Ahora sí que lo he entendido todo, papás. Y estoy muy contento de saber que me queréis y que no me habéis engañado.

Y todos se abrazaron mientras, a buen seguro, desde el cielo, tres Reyes Magos contemplaban la escena tremendamente satisfechos.


Esperemos que os sean útiles. Que no se rompa la magia. Os deseamos Feliz día de Reyes.


miércoles, 1 de enero de 2014

Año nuevo, ¿ vida....nueva ?. El eterno propósito.




Julián Sánchez – Con el año nuevo, llegan los primeros buenos propósitos: dejar de fumar, perder peso, llamar más a los que no vemos, empezar a estudiar/trabajar en algo nuevo… e ir al gimnasio! Buenas intenciones que, según va pasando el año, algunas quedan en el olvido; otras cogen fuerza a medida que pasan los días, y de ahí aparecen de nuevas.


Vamos a centrarnos en qué pasa con el propósito de ir al gimnasio. Creo que tod@s hemos pasado por ahí, por esa primera vez, a no ser que vengamos ya de una familia o entorno muy dedicados al deporte. Y más o menos, la cosa discurre de este modo:

Primer paso: decisión. “De esta vez, no pasa, me apunto al gimnasio!” Es un buen comienzo. Tomamos una determinación firme tras ver que hemos ganado unos quilos después de fiestas (o antes), que todo el mundo se ha vuelto loco por el running, el spinning , el zumba, … Así que vamos a ello!

Segundo paso: a qué gimnasio 
me apunto. Supongo que, la mayoría, tenemos acceso a varias instalaciones deportivas que nos ofrecen múltiples servicios. Si no sabemos lo que vamos a hacer, nos apuntaremos al gimnasio que tenga de todo: sala de fitness (vulgarmente llamada, sala de pesas y “donde están las máquinas de correr”), clases dirigidas, zumba, judo, defensa personal femenina, spinning, bailes de salon … y escogeremos una cuota en función de las actividades que queremos hacer (si es posible) o pagaremos por todo junto. También existen esas cuotas según los días que vayamos a ir que, al principio, van a ser todos los de la semana.

Tercer paso: ya tengo gimnasio ( Kata Centro, por supuesto). Tengo que comprarme ropa. Nos dirigimos a la gran superficie que todos tenemos más a mano y que más fácil y económico nos pone esto de hacer deporte, y nos compramos: las zapatillas más chillonas, unos pantalones de deporte (da igual la modalidad), unas camisetas que valen para todo y unos calcetines, de esos de aquél montón. Y nos dirigimos felizmente a la caja para pagar.

Bien, ya tenemos el pack del deportista al completo. Bueno, nos falta una cosa. Alguno de nuestros conocidos que suele salir a correr, lleva un reloj del que no deja de hablar y enseñarnos, que le marca las pulsaciones y no sé qué más. Así que dejamos la cola de caja y nos vamos a buscar un pulsómetro, el más simple, porque “sólo con que me marque las pulsaciones, ya me basta”. Ahora sí! Ya somos unos deportistas!



Con todo esto, llega el domingo por la noche y nos disponemos a hacer la bolsa, porque al día siguiente empezamos a ir al gimnasio. El lunes por la tarde, aparecemos por primera vez en nuestro centro. Después de cambiarnos y de pelearnos con la taquilla porque ni se abre ni conseguimos saber cómo se cierra (hasta que alguien, amablemente nos saca del apuro), salimos al ruedo. Nos presentamos en la sala de máquinas o sala de fitness, que queda más guay, y empezamos a estresarnos, porque no sabemos por dónde empezar. Si conseguimos mantener la calma, nos dirigimos a una de las personas que parece ser la encargada y le indicamos en voz baja, que es nuestro primer día. El monitor o monitora, se crece y empieza a mostrarnos todo un circuito de máquinas que debemos hacer, con sus repeticiones y nos habla de series, nos corrige la postura, nos pone peso, nos quita peso, … y nos deja ahí, a merced de los hierros y poleas.


Nos cuesta trabajo recordar el orden del circuito, pero lo que sí sabemos, es que teníamos que empezar por la máquina de correr. Y ahí vamos. Nos subimos y empezamos a darle a todos los botones, hasta que aquello se empieza a mover. Cuando conseguimos seleccionar una velocidad adecuada (que al principio es mucho más rápida de lo que nuestras piernas pueden llegar a correr), nos damos cuenta de que no hemos puesto nuestro pulsómetro en marcha. Y empezamos a darle a todos los botones (porque no nos hemos leído las instrucciones), y como el trasto sólo hace que pitar, decidimos apagarlo, porque ya notamos la mirada del monitor en nuestra espalda…  Al cabo de diez agónicos minutos, bajamos de la cinta sudando y sedientos, por lo que nos fijamos que muchos de los que están en  la sala, llevan una botellita con unos líquidos de colores. –Nota mental: hay que comprarse una botellita de sabores-
Vamos utilizando las máquinas con más o menos destreza, y de pronto, irrumpen en la sala un grupo de gente sudorosa y muy animada: los de las clases dirigidas. Como ya llevamos rato en la sala de fitness, decidimos que ya está bien por hoy y vamos a ver qué es eso de las clases dirigidas. Hay un montón de salas: una con bicicletas estáticas (clase de spinning, o cycling o aero-cardio-pump-loquesea en bici…); otras que en la puerta pone “bodypump” (o aero-cardio-loquesea-pump), “kickbox” (aero-cardio…)… y un  sinfín de nombres extraños con música estridente y de alto volumen, con monitor@s gritando y animando a la gente a sudar… Y decidimos que el día siguiente probamos una de esas.
Al día siguiente… no vamos al gimnasio. Porque no nos podemos mover de agujetas. Y así pasamos tres días, hasta que por fin, podemos volver a ir. Y el proceso es el mismo, hasta que pasa un mes. Febrero y marzo son meses duros para ir al gimnasio, por el frío. Así que lo pisamos bien poco… Pero llega abril y, con él se acerca el verano y la sombra de la “operación bikini” empieza a acecharnos. Así que nos ponemos las pilas y, después de volver a pasar por las dichosas agujetas, ya somos asiduos durante un mes más. Y en este mes, lo hemos probado todo, y nos hemos ido metiendo en el mundo del deporte. Poco a poco, conocemos a gente que nos cuenta sus experiencias y nos volvemos expert@s.

De las bambas chillonas y baratas, pasamos a saber si somos pronadores, neutros o supinadores, y ya tenemos dos pares de zapatillas caras (unas de asfalto y otras de trail); zapatillas con calas para spinning; ropa para ciclismo, ropa para las clases dirigidas, ropa de compresión para hacer fitness; dominamos el tema de isotónicos y suplementación; y, cómo no, nos hemos gastado parte de nuestro sueldo en un súper reloj-pulsómetro-gps que enseñamos a nuestr@s ami@s y compañer@s que justo ahora empezarán a hacer deporte. Porque ya ha pasado un año desde que éramos los novat@s. Nos hemos apuntado a muchas carreras de 10 kilometros, y estamos barajando la posibilidad de hacer una maratón el próximo verano, que casualmente coincide con las vacaciones familiares. En nuestros encuentros con amigos y familia, siempre sale el tema del deporte. Y ahora nos levantamos más pronto los fines de semana que durante la semana, porque hemos quedado para salir a correr (o en bici, o nadar, o…). En resumen, que el deporte ha cambiado nuestra vida, y esperamos que sea para mejor. Año nuevo, vida nueva.



Feliz año 2014


Con nuestros mejores deseos de salud, bienestar y éxitos deportivos.