EFE/Madrid (28 de febrero de 2014). Científicos del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) han
hallado dos posibles nuevas estrategias para tratar la psoriasis, basadas en
compuestos farmacológicos que ya existen y que, en ratones, "no parecen
tener efectos secundarios".
Estas
son las principales conclusiones de dos estudios publicados en las revistas
Immunity (en diciembre pasado) y Science Translational Medicine (último
número), y de los que el CNIO ha informado este jueves 27 de febrero de 2014.
La
psoriasis afecta al 3 % de la población mundial y puede alterar de forma grave
la calidad de vida; no se conoce su causa y a día de hoy no se cura por
completo.
La
última generación de fármacos desarrollados contra ella, las terapias apodadas
biológicas, se consideran un gran avance, pero se aplican solo durante períodos
limitados por lo grave de sus efectos secundarios -pueden generar desde otras
formas de psoriasis a tuberculosis o leucemia-, de ahí que el objetivo sea dar
con tratamientos "muy eficaces pero no tóxicos", según una nota del
CNIO.
Las
dos nuevas estrategias que ahora publican los investigadores de este centro son
resultado de estudios sobre la biología de la enfermedad, que han desvelado
algunos de sus agentes causales.
En
el trabajo de Immunity, se demuestra que bloqueando una proteína llamada S100A9
los síntomas de la enfermedad desaparecen.
Helia
B. Schonthaler, del CNIO y primera autora del artículo, señala que las
estrategias inhibidoras de S100A9 "tienen un gran potencial de convertirse
en nuevos tratamientos efectivos contra la psoriasis".
En
este trabajo se demuestra además que un fármaco que ya está en el mercado -se
usa contra el cáncer de próstata y para evitar el rechazo en trasplantes-
bloquea esta proteína y "debería ser eficaz contra la psoriasis".
"Eso
no significa que se vaya a aprobar ya su uso en psoriasis, pero facilita mucho
el proceso porque es un fármaco conocido, ya se sabe que es seguro",
apunta Schonthaler.
El
otro trabajo, que aparece ahora en Science Translational Medicine, explora los
microRNAs.
Descubiertos
hace unas dos décadas, y sin que se conozca aún en detalle su función ni su
papel en enfermedades, éstos son fragmentos pequeños de ácido nucleico que no
se traducen a proteínas, pero aún así regulan la expresión de otros genes,
explica la nota del CNIO.
En
el caso de la psoriasis, se sabe que el microRNA "miR-21" es mucho
más abundante de lo habitual.
Para
investigar su papel, los investigadores, liderados por Juan Guinea-Viniegra,
inhibieron miR-21 en su ratón modelo y observaron como los síntomas
desaparecían en poco tiempo y sin efectos secundarios aparentes.
Lo
siguiente fue trabajar con muestras humanas: Injertaron muestras de piel de una
decena de pacientes en ratones vivos y trataron localmente las lesiones con un
compuesto que bloquea miR-21 (este compuesto aún no está en el mercado pero se
encuentra en fases avanzadas de ensayos clínicos).
"Los
resultados han sido muy positivos y son esperanzadores, ya que esto supondría
una forma totalmente innovadora de tratar la psoriasis", afirma
Guinea-Viniegra.
Que
las dos investigaciones apunten a dianas del todo distintas revela "lo
complejo y heterogéneo de la psoriasis", una enfermedad en la que
intervienen multitud de factores -y para la que hasta hace poco no existían
modelos animales-.
Se
han descrito cientos de genes vinculados a la psoriasis, "pero solo de
pocos de ellos -decenas- se sabe que pueden ser la causa de la
enfermedad", según ambos investigadores (los dos firman sendos artículos).
"Nosotros
hemos descrito dos nuevos genes/proteínas que se sabía que están aumentados en
psoriasis y ahora demostramos que tienen un papel causal en la
enfermedad".
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