Según la cultura china,
existen dos fuerzas fundamentales opuestas y a su vez complementarias que se
encuentran en todas las cosas. Fuerzas que se necesitan una de la otra para
poder existir: Bien y mal, día y noche. Fuerzas con la que nos quieren
transmitir que el equilibrio es esencial en nuestra vida.
Esta teoría creo que es
aplicable a nuestras vidas con retoques. ¿Quién no ha dicho de hacer dieta
después de comer 2 kilos de polvorones en invierno? ¿Quién no ha visto a
alguien comer sin parar y después pedir sacarina para el café? ¿Quién no ha
estado todo un cuatrimestre ganduleando y se ha puesto a estudiar en el último
momento lo que debió haber estudiado en
todo el año? ¿Acaso no hay quién solo es detallista 3 días del año, a
saber, cumpleaños, San Valentín y Navidad y es pasota los otros 362 días? ¿No
es más cierto que muchas personas fuman más que nunca a final de año porque “lo
van a dejar en el nuevo año”? ¿Acaso nunca nos ha pasado que al apuntarnos al
gimnasio nos hemos sobreesforzado los primeros días como nunca antes, de tal
forma que tenemos agujetas 2 semanas?
Admitámoslo, somos
amantes de la cultura Gym y Ñam. Nos gusta pasar de lo blanco a lo negro. Nos
gusta creer que se puede compensar lo hecho en todo el año en unos días.
Creemos que el agua salada con azúcar nos sirve para que los peces de rio
vivan. No nos engañemos. Lo que hagamos en nuestro día a día tiene
consecuencias y estas no pueden corregirse en poco tiempo o yéndonos al otro
extremo. Hay que intentar hacer las cosas con calma y buena letra (como decia
mi abuela), aunque, aquí donde me veis, también soy un poco amante de la
cultura del Gym y el Ñam, y saben, creo que parte de la felicidad reside en
ello. Porque en esta vida hay una verdad absoluta. Ir al gimnasio y después comerse un pincho es
nuestra forma de ser. Ahí reside el equilibrio, la dualidad, las fuerzas
opuestas. Lo que podemos llamar el GYM… y el ÑAM.
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